17 noviembre 2010

Transparencia

Lo que me gusta de estar contigo es que puedo mostrarme tal como soy, sin poses ni restricciones, sin recatos ni límites, puedo ser niña y mujer, una dama en tu mesa y la más ardiente en tu cama.
Contigo me siento como el cristal que deja ver todo a través de si y frágil como el pétalo de la rosa que ansia sentir el rocío de tus labios a temprana mañana.
Soy la hoja en blanco que anhela ser escrita con la tinta de tu vida, la hoja que desea multiplicarse y crear un libro lleno de historias en las cuales ambos seamos protagonistas.
Mi rostro se maquilla con el rubor que genera el calor del recorrido que haces por mi cuerpo y mis labios se pintan con el labial de los besos que tocan tu piel, tu sabor se ha quedado impregnado en mis manos, manos que no se cansaran de acariciarte y que han inmortalizado tu figura en ellas
Contigo llego a la nota más alta de la melodía que tocamos en el concierto de mi alcoba. Soy el instrumento que  genera la música que te dice que no pares hasta saciar tus deseos cuando lo tocas. Eres la pieza hallada que encaja perfecto en la partitura que mi vientre buscaba.
Soy todo lo que ves, lo que tocas, lo que sientes y lo que te doy, soy la que se queda esperando tu llegada en mi puerta, soy la que por ti escribe estos versos, la que te adora, la que te sueña, la que espera que cuando te vayas sea por mí por quien vuelvas.
Dices que estoy loca y es cierto, y si me encierran en un manicomio que lo construyan en tu corazón y que de ahí jamás me dejen salir y esta locura es por ti y si dicen que la locura es una enfermedad pues nunca me quiero curar porque todo esto me llena, me completa, me enternece, me llega dulcemente al alma y se acurruca tiernamente dentro de mí.

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